martes, 16 de octubre de 2012

“El Perseguidor” de Julio Cortázar, un análisis mitocrítico

Análisis de las cualidades del personaje de Johnny Carter Julio Cortázar nos introduce a Johnny como un hombre de las cavernas, que habita en una especie de cueva sin luz, ni agua corriente, desnudo sólo tapado con un manta. Podría decirse que este lugar “cavernoso”, oscuro, húmedo, nos introduce en una especie de inframundo o Hades. La habitación de hotel carece de todo lo que uno tiene en mente al pensar en un hotel, mientras posee las características de una chabola, o cueva o de un lugar casi sin civilizar. Así mismo Johnny es presentado como un se extraño, más animalesco que otra cosa, más exactamente como totalmente “otra cosa”, la cual se reconoce mejor en un ambiente de colores “gris negro”. Del mismo modo su conversación es extraña, parece más bien la verborrea de un loco, de alguien que no sabe bien lo que dice. Por todo esto se puede decir que el personaje principal del “El perseguidor” nos es introducido como una especie de infrahombre en una especie de inframundo. Ésta sería la primera imagen que de él tenemos, la cual aunque permanece durante todo el relato pronto adquiere mayor profundidad y complejidad, ya que tras esta introducción, y a las pocas páginas, nos damos cuenta de que Johnny parece ser un gran músico con inquietudes metafísicas abisales. La mayor de esas inquietudes es el tiempo, su preocupación por él se nos introduce como una de sus peores manías, la manía de un desequilibrado que dice frases como “Esto lo estoy tocando mañana”. Pero según avanza la conversación Johnny se muestra como un ser profundo, desequilibrado quizás, pero con planteamientos y cuestiones con un calado metafísico muy hondo. En este punto parece una especie de genio loco, ya que es un virtuoso de la música que vive atormentado por cuestiones que le superan. Es él mismo quien reconoce su incapacidad para comprender lo que se pregunta; defiende que no piensa, que sólo se da cuenta de lo ya pensado. Lo cual nos sitúa en una perspectiva oriental del pensamiento, una modo de ver el pensamiento unido a la actitud que se ha de tomar en la meditación. Ya que según las técnicas meditativas, y las filosofías orientales en general tampoco hay “mí” pensamiento, sino sólo pensamiento. Incluso llegando a la filosofía del Vedanta-Advaita se podría decir que no hay pensamiento sino sólo atención. Parece que para Johnny los pensamientos son algo que él en tanto observador ve pasar, no participa de ellos, ni los crea, ni los tiene, deja que fluyan mientras los observa. Parejo a su modo de pensar es su capacidad musical, ya que el talento de Johnny es innato, le viene de su naturaleza, no es fruto del trabajo duro y concienzudo. Del mismo modo su fama le vino de la noche a la mañana, ya que sólo necesitó la oportunidad de tocar con libertad para que todo el mundo quedase maravillado con su genio. Por tanto podemos decir que es un genio natural, tiene un don que le ha sido otorgado, no ha sido fruto del trabajo consciente y voluntarioso. Su poder, o fuerza, radica en lo inconsciente que lo mueve, es un ser que es movido por las fuerzas que lo atraviesan sin que él las pueda, ni quiera, controlar. En Johnny se ha de comprender que todo ese genio, esa maestría musical no está al margen de sus preocupaciones metafísicas, sino que están íntimamente ligadas. La cuestión del tiempo consiste en el modo de vivir el tiempo como un todo eterno, no en tanto el tiempo de la vida dividido en minutos, días, meses. En este sentido la música es tal y como él mismo lo dice como un “ascensor temporal”, es decir un estar en el tiempo pero sin percibir su paso. Se trata de un microcosmos, la música es capaz de albergar todo el tiempo, en un fragmento musical puede entrar todo el tiempo habido y por haber, un microcosmos que alberga lo mismo que el macrocosmos. Ese tiempo microcósmico que alberga la eternidad es lo que Johnny busca, lo que persigue e intenta cazar con su música. En este sentido todo su genio musical carece de valor para Johnny si no es capaz de atrapar el microcosmos que abarca todo el tiempo. La música sólo lo vale si le muestra lo que el llama su dios, ese momento pleno en el que el tiempo no se percibe como paso sino como Ser. Por esto la estética, el placer musical carecen de valor, a Johnny único que le importa es lo otro, lo que hay detrás de la música. Por eso aunque como músico es cuasi divino ya que su música es para todos sublime, eso para él no sirve de nada, no tiene valor alguno. Aunque su música para el resto alcanza lo divino, está tocada por Dios, para él no es así, ya que lo que quiere es abrir la puerta de lo eterno, y en tanto que no lo consigue nada vale. No le importa que al resto le parezca genial ya que para él no es suficiente, porque lo que con su música busca es la confirmación de la realidad, de la verdadera realidad. Por eso su música no es fuga, sino auténtica persecución, el medio con el que capturar la auténtica realidad en la que el tiempo está pero no pasa. Por lo tanto se trata de una música no abstracta, sino hiperealista, ya que busca la auténtica realidad última. La realidad última es ver más allá de lo que la vista percibe, ver el trasfondo, el sentido profundo, de las formas, o siluetas que percibimos mediante los sentidos. Ir más allá de lo que la gente quiere, o puede ir. Johnny entiende que lo complejo y lo rico es la realidad misma, no lo que nosotros ponemos en ella. La racionalidad, o “la baba” como él mismo dice, que vertemos sobre lo real no vale nada, ya que trata de imponer nuestro modo de pensar a la realidad misma, y eso es precisamente lo que Johnny quiere evitar hacer. El lenguaje cargado con la fe en que la realidad es racional es lo que disfraza la verdadera realidad según Johnny. Por todo lo dicho hasta ahora se puede ver como la música para Johnny es más que música, así como Johnny es más que Johnny, es decir son más de lo que vemos, oímos, gustamos... Ya que lo que una cosa es está detrás de lo que creemos real, pues lo único real el el Todo. Por eso mismo ni la música, ni él mismo, valen nada pue lo que no conduce al Todo, a ese mundo real y verdadero, carece de valor, no es más que una trampa, un señuelo que nos engaña y desvía del camino verdadero. Esta concepción de Johnny se asemeja una vez más a la perspectiva oriental, en la cual el samsara (realidad material) no es sino el velo de Maya (una ilusión), un engaño con forma de realidad, el mundo que llamamos real no son sino distracciones que nos alejan del verdadero camino, y esto es también lo que Johnny piensa. De ahí su no apego, mejor dicho su desprecio por todo, incluso por sí mismo. Por lo tanto para Johnny el objetivo de una vida ha de ser alcanzar esa realidad por uno mismo, de forma activa y consciente, no relegar todo a un Dios que nos mira y cuida, que nos espera al otro lado, tras la muerte, para guiarnos en el camino verdadero. Johnny quiere ser actor, protagonista de esa hazaña; no acepta la pasividad de que Dios haga el camino por uno mismo. Es esta forma de comprender lo real, y de ver su papel en el mundo lo que le obliga a ser un cazador. Ha de perseguir, acechar lo oculto, esperar el momento adecuado para echar la red musical y atraparlo durante el mayor tiempo que le sea posible, tiene la necesidad de entrar en ese todo en el que su existencia adquiere sentido. Podríamos calificarlo como un cazador metafísico que utiliza la música como “arma” de caza. En tanto cazador utiliza la música para lograr lo que busca, lo eterno, el problema es que él no puede provocar los momentos en lo que su objeto aparece. No puede provocar los instantes de eternidad que busca y mucho menos hacerlos permanentes. Lo más que puede hacer es esperar a que eso permanente surja, es una vez más como la actitud meditativa. Pero no hay que pensar que sea una espera pasiva, ya que el acecho, o espera, consiste en la actividad de tocar música. El mayor drama de nuestro protagonista es que él ya ha vivido un momento de esas características en un tiempo previo al relato que tenemos entre manos, y ese hecho condiciona toda su existencia, haciendo de su vida una falacia indeseable y cada vez más insoportable. Por eso cuando en su búsqueda de eternidad no está cazando, haciendo música, se sitúa en un discurrir metafísico, se percata del encadenamiento temporal en el que se encuentra e intenta racionalizar su situación, aunque se le escapa por completo y por ello no consigue expresarlo como le gustaría. Por otro lado, y en relación a sus planteamientos metafísicos, hay que decir que para Johnny la realidad de su imaginación y la realidad fuera de ella son la misma cosa. No distingue entre sus alucinaciones y lo que no lo son, todo forma parte de lo mismo. Incluso cuando ha pasado el momento alucinatorio lo describe como un suceso de la realidad que todos compartimos, no divide sus experiencias en los planos en los que lo hacemos habitualmente. Para él la existencia es un todo, no está fragmentada a ningún nivel, lo imaginario es tan real como lo material, no hay dicotomías, ni dualidad, todo es el mismo Todo. Pero lo que sí ve es que su experiencia de lo real es fraccionada, que no es continua, y eso es lo que lo desquicia, es decir, en cuanto intenta comprender ese Todo, se da cuenta de que se le escapa, de que no puede asirlo. Es un ser activo, no quiere sentarse a esperar a que llege “algo”, ese “algo” profundo que hay en lo real. Johnny va en su busca, persigue, caza lo que quiere. Eso más que hay en lo real le impele a actuar, por eso mismo no quiere ese Dios que espera tras la muerte, ese Dios que no pide que le busques en vida porque cuando mueras le verás cara a cara, ese no es su dios. Él quiere el dios que puede crear, al que puede buscar y encontrar cuando lo necesita, Johnny persigue ese dios, ese algo más de lo real. Esta búsqueda frustrada de eternidad lo lleva a buscar métodos de supervivencia en la realidad, mediante sus relaciones con mujeres, a través de las drogas y con sus ataques de locura. El abuso de la marihuana y del alcohol facilitan los momentos de trastorno, aunque éstos también se dan espontáneamente. Estos hechos son una muestra de que para Johnny lo real concreto, o dado, no es suficiente, de que para él hay algo más que se nos escapa, algo más que no es sino el auténtico Algo, es decir, eso que se nos escapa es la verdadera realidad, ya que la realidad concreta carece de valor. Por tanto se puede hablar de Johnny como un ser medial, desgarrado por los opuestos, está entre eso eterno que ha conocido y esto impermanente de lo que no puede salir a voluntad. Lo que él trata es de puentear estos dos mundos y para ello cumple una triple función, o carácter: Mártir, Músico y daimon socrático. Su función como músico ya la hemos explicado suficientemente hasta ahora, por eso nos limitaremos a explicar el papel que tiene como mártir y como daimon en el sentido socrático del término. Lo calificamos mártir en tanto que se sacrifica para que sus amigos saquen provecho de él a través de los conciertos y de los discos ,aunque es algo que tampoco le importa en exceso. Por otro lado podemos decir que quiere lograr lo eterno en su música para él, pero también para la gente, aunque no lo hace conscientemente. Por lo tanto no es un mártir convencional, no lo hace de forma voluntaria, sino que su propia condición lo hace mártir. Su incapacidad para comprender lo le pasa lo imposibilita para actuar a voluntad, se mueve por instinto aunque es consciente de que quienes le rodean lo necesitan. Quienes le rodean intentan sacar provecho de él en la medida que pueden, sin caer en malicias, es decir, no lo manipulan en su detrimento para obtener lo que buscan. Aunque la verdad es que nadie se preocupa de conocer al verdadero Johnny, simplemente lo encasillan dentro de sus estereotipos lo mejor que pueden y aguantan con él mientras les salga rentable. Por último y por todo lo dicho hasta ahora se pude afirmar que Johnny es como el daimon socrático, es decir un espíritu entre lo divino y lo terrenal, entre Dios y el Diablo. Él vive fuera del tiempo, pero no consigue que el tiempo se aleja de él, es decir, aunque no se preocupa de que día, hora y mes es, sabe que está atado a todo ello. Vive “en” y “fuera de “ el tiempo en el mismo momento. Así mismo su música no pretende ayudarle a evadirse de lo real, sino que reafirma la realidad más absoluta, eterna e inamovible, por eso no quiere el Dios de los demás, quiere abrirse él mismo la puerta a la eternidad. Él hace su Dios, ya lo ha hecho aunque por un breve tiempo, y se pasará el resto de su vida buscándolo sin encontrarlo. Por otro lado las tan altas cotas de perfección musical que consigue hace que el desastre de su vida resulte contradictorio a los ojos de los demás, aunque para él es de lo más coherente. Ya que para él lo que los otros consideren perfección musical no es sino una falacia que en nada lo acerca a lo que busca. Por tanto su música no sirve de nada, como tampoco sirve su propia existencia. Se podría decir que es un maestro que enseña mediante la negación, muestra que esta realidad no vale nada destruyendo su propia vida, muestra la decadencia de esta realidad con su propia decadencia, vive como un hombre entre ángeles. Todo lo que toca lo destruye porque nada vale, ni siquiera esa música que tanto admira la gente, ya que no le abre la única puerta que ha de ser abierta. En este sentido es un ser daimónico porque hace todo esto sin ser consciente de ello, él solo actúa, se deja llevar por las fuerzas que lo habitan sin intentar controlarlas. Su genio, su locura, su metafísica todo es como algo que le pasa al margen de sí mismo, tal y como él mismo dice, vé pasar su pensamiento, pero no lo piensa, simplemente surge. Como los momentos de eternidad surgen ante él sin que los provoque, es la música, su dios, quien abre la puerta y quien la cierra. Johnny en definitiva asume su condición humana, el ser humano no es sino “un pobre diablo”, y como no puede salir de esa condición vive acorde a ella. Asume su condición hasta las últimas consecuencias y vive según eso. Análisis de las estructuras generales del personaje de Johnny Carter- Las estructuras generales en las que hemos situado el personaje de Johnny son las siguietes: Búsqueda de eternidad: Como Cazador, Metafísico Mediación entre lo permanente y lo impermanente: Como Músico, Mártir y Daimon Supervivencia en lo real concreto: Mediante las drogas, la locura y las mujeres. Análisis del personaje de Johnny Carter a través de las estructuras antropológicas del imaginario de Gilbert Durand Johnny Carter es un personaje que pertenece al régimen nocturno de la imagen, ya que el simbolismo con el que es rodeado y las estructuras antropológicas que lo definen corresponden a dicho régimen. Aunque tiene características diurnas éstas siempre se hayan mediadas con otras nocturnas, es por eso que dentro del régimen nocturno las características predominantes son las que refieren a las estructuras sintéticas, o hermenéuticas. Por tanto podemos decir que se muestra como un ser que busca la implicación de los opuestos, es un ser medial entre lo divino y lo terrenal. Estructuras antifrásicas Como hemos dicho más arriba Johnny se nos muestra en primer momento viviendo en una cueva o choza, como en una especie de inframundo o Hades. Así mismo su actitud es animalesca, según el narrador se muestra como otra cosa , es decir como no humano, por eso podríamos calificarlo de infrahumano. Tanto el ambiente como su conversación es confusa, tiene un carácter de misterio en el que nada está demasiado claro, no parece que lo que dice sea racional. Además está el hecho de que Bruno lo compara con un gato animal nocturno por excelencia, que habita entre el mundo de los vivos y de los muertos, es decir entre lo material e inmaterial. Característica que a lo largo del relato resultará ser predominante en Johnny. Por otro lado es de resaltar que está desnudo bajo una manta, es decir, que no se cubre con los inventos del ser humano (la ropa) sino que se muestra tal cual es, no cubre su naturaleza con las invenciones sociales. Es decir se trata de un ser que se expone tal cual es, no se escuda bajo los constructos humanos. Durante el texto se nos habla de la adicción de Johnny a la Marihuana, droga que situamos en el régimen nocturno pues no está manipulada químicamente, es decir se consume sin mediación humana. Se trata de una droga que se planta en la tierra y se consume según la tierra la ofrece, no hay trabajo humano de por medio y por ello puede decirse que corresponde al régimen nocturno en tanto relacionada con la Madre Tierra. Por otro lado los efectos de esta droga parece que se pueden incluir dentro de las estructuras antifrásicas o místicas, ya que es una droga que genera un bienestar tranquilo, pasivo, en el que la realidad adquiere otro color. Tiene efectos en la percepción sensorial, se podría hablar de una acentuación del realismo sensorial, unidos por lo tanto a la dominante digestiva de la reflexología. Por ultimo parece que Johnny en ciertos momentos es una especie de místico que busca unirse con el Todo, que ve la realidad como un Todo indiferenciado repleto de su dios. Tiene en parte un carácter místico, pues ve la realidad como llena de una viscosidad (la baba) de la cual la gente no es capaz de librarse. Pero este carácter va más unido a lo que él dice que a lo que el narrador dice de él, ya que según lo que el narrador cuanta de él pertenece más bien a la estructura sintética del régimen nocturno. Estructuras sintéticas Como ya hemos dicho, dentro del régimen nocturno al que pertenece nuestro personaje, las estructuras sintéticas o hermenéuticas son las que lo caracterizan. La primera de ellas es la de ser músico y saxofonista, la música es un dominio del tiempo que introduce intemporalidad pero sin hacer violencia al tiempo mismo. Es decir el músico produce unidad de sentido dentro de la temporalidad, no quiere eliminar el tiempo sin introducir en él algo intemporal, lo cual no es sino el sentido. Por lo tanto se trata de un actividad que busca implicar los contrarios, lo temporal y lo eterno es por ello una cualidad sintética. Por otro lado está el hecho de que sea saxofonista, lo cual refuerza esta característica sintética ya que un saxofón puede simbolizar lo masculino y lo femenino, es decir es un hermafrodita. El lado por el que se insufla el aire tiene un carácter fálico, mientras que el lado por el que el sonido sale puede verse como un útero. Por lo tanto el saxofón en tanto instrumento hermafrodita lleva a su cenit el carácter hermenéutico o sintético que rodea a nuestro personaje. Por otro lado está claro que Johnny es un cazador, un perseguidor,actitud claramente diurna. Pero su útil de caza no es un arma, no es nada que mate o ejerza violencia, es el saxofón, la música. Por lo tanto se trata de mediación de los contrarios, ya que lleva a cabo un acción heroica de un modo antiheroico, no cae en ninguno de los dos extremos (diurno-nocturno, héroe-antihéroe) sino que ambos los media. Tal y como el mismo Cortázar dice es un “cazador si brazos y sin piernas”, “una liebre que corre tras un tigre que duerme”. Se aprecia de una forma muy clara el carácter mediador de Johnny, su capacidad para sintetizar los contrarios. Así mismo se puede ver durante toda la obra que las mujeres son sus cómplices, las que le ayudan a sobrevivir en el mundo concreto, las utiliza para su provecho ya que ellas se ven atraídas por él. Cada cual tiene un papel determinado, una (Lan) es quien le da descendencia, la otra (Dedée) es madre que cuida de él y la última (Tica, la marquesa) es amiga que le consigue la droga. Por tanto necesita de las mujeres para llevar a cabo su propia existencia terrenal, aunque no las necesita para nada más. El papel de Bruno es de especial importancia, ya que en la medida en éste representa todos los valores diurnos su relación con Johnny es otro símbolo más de la mediación de los contrarios. Ambos personajes son complementarios, el uno tiene lo que el otro no tiene, Bruno es crítico y narrador, mientras que Johnny es músico y personaje. Es como la relación entre el héroe, y el poeta que narra sus hazañas, sólo que el héroe es nocturno y el poeta diurno, se han invertido los papeles. Así mismo se puede decir que Bruno no cree en Johnny aunque éste cree en el primero, en el tiempo del relato mientras Johnny quiere salvar a Burno, este último no quiere de Johnny más que lo que le sea provechoso. Muestra de esto es cuando al comienzo del relato Johnny se desnuda ante Bruno, es decir se le muestra tal cual es sin ningún tipo de engaño, de escudo, y al final del relato se arrodilla ante él como pidiendo perdón, redención. Es decir Johnny se inclina ante la racionalidad, ante el puritarismo de Bruno, como aceptando su superioridad, Johnny se postra ante Bruno delante de la gente, admite su pusilanimidad, su insignificancia, la necesidad que tiene de la amistad de Bruno. Pero éste no lleva a cabo una acción del mismo valor durante el relato, ya que en la biografía que ha escrito se olvida del verdadero Johnny, y aún sabiendo que a Johnny no le gustan ciertas cosas que ha puesto en su boca, decide no cambiarla. No acepta al Johnny tal cual es porque no le resultaría rentable, por eso ha mostrado su idea de él, y por tanto podemos decir que Bruno impone sus ideas a lo que Johnny es en realidad. Todo el intento de Johnny de enseñar a Bruno de que la realidad es algo más no tienen fruto, ya que Bruno en cuanto se separa de Johnny reniega de todo lo que éste le ha contado. Sin embargo el relato mismo que tenemos entre manos, en tanto que el narrador es Bruno y está situado en el tiempo tras la muerte de Johnny, se pude tomar como la redención de Bruno. Es decir mediante este relato Bruno quiere decir lo que Johnny era, aceptarle tal cual era y admitir que la realidad es algo más de lo que la mayoría de la gente cree que es. Bruno al fin aprehende la lección que Johnny da con su propia vida. Por lo tanto los contrarios (Bruno-Diurno/ Johnny-Nocurno) quedan mediados en el relato que acabamos de leer, el cual funge como símbolo, más allá del relato, del la coimplicación de los contrarios. Johnny nos es presentado como un pobre diablo talentoso tocado por Dios, por así decirlo. Así que se puede decir que los contrarios habitan en él, y son mediados con su propia existencia. Posee un carácter divino y uno demónico, es por eso un ser medial en toda regla, un coimplicador de contrarios. Su búsqueda, caza, o persecución pretende alcanzar lo eterno sin huir de lo impermanente, quiere mediar los contrarios. Por eso lo caracterizamos como daimon en el sentido socrático, como enlace entre lo humano y lo divino. Está atravesado por los opuestos que pretende implicar, no reniega de ninguna parte de lo real, sino que todo lo asume y lo implica aunque sea algo que lo supera. Todo lo hasta ahora dicho creemos que confluye en esta idea de Johnny como demon, como implicador de contrarios, como ser medial desgarrado por los opuesto, como el puente entre lo impermanente y lo eterno. Para finalizar y para ejemplificar esto con símbolos que el mismo J. Cortázar utiliza consideramos característico el momento en el que Johnny se desnuda y le muestra a Bruno la cicatriz que tiene entre las costillas, como si fuese Cristo mismo. Cristo resucitado que se desnuda ante el Judas que lo traicionará. Así mismo la muerte de Johnny es tragicómica, pues muere riendo, viendo un programa que le hacía gracia, una muestra más del papel coimplicador del personaje en cuestión. Pero el momento más claro es cuando al fina del relato, en la conversación nocturna y alcoholizada, la última que tendrá con Bruno, se detiene en mitad de una calleja para acaricia durante largo tiempo a un gato blanco. El gato símbolo nocturno y la blancura símbolo diurno implicados en uno mismo, el gato blanco, al cual Johnny puede acariciar sin problemas durante largo tiempo. En este momento queda tácito que Johnny es el coimplicador de contrarios, acaricia los dos polos al mismo tiempo. En este momento es donde más claramente se ve el carácter daimónico de Johnny. Coclusión Por lo dicho podemos concluir que en este relato predominan el régimen nocturno y dentro de éste las estructuras sintéticas, y el relato está simbolizando la necesidad de mediación de los contrarios. Yendo más allá del relato se pude decir que mantiene simbólicamente la afirmación filosófica de que el modo de salvar la situación humana es tomar una actitud sintética, es decir hermenéutica ante la vida. El mensaje inconsciente, atendiendo a las estructuras antropológicas del imaginario que G. Durand nos traslada, será le necesidad de mediación de los contrarios para conseguir una vida plena. Todo esto plasmado a través del personaje de Johnny Carter y de sus intenciones de síntesis frustradas, lo cual no es sino un símbolo más de que la mediación de los contrarios es un trabajo sin fin. Mediar los opuestos es algo que ha de ser realizado constantemente, se trata de una tarea en la que llegar a un fin no es su realización sino su fracaso. Es una tarea que ha de estar en constante realización sin fin. El juego entre Johnny y Bruno viene a caracterizar la dualidad en la que vivimos y su necesidad de mediación. El texto juega dialecticamente con nuestra lógica habitual, mientras Johnny nos saca de ella, Burno nos vuelve a introducir de nuevo. Se podría decir que el texto hace referencia a un metatexto que es la realidad misma, la cual si no es mediada simbolicamente se nos escapa produciéndonos un vacío existencial insalvable.

2 comentarios:

  1. por favor ven a vistar el nuestro si no te sabe mal se llama Jamlon la lengua de los dioses (nosotros) porfavor que necesitamos visitas para la UIB

    ResponderEliminar