miércoles, 24 de febrero de 2010

Breve Glosario sobre Budismo

GLOSARIO BUDISMO

Anitya: La impermanencia o transitoriedad, es la marca fundamental de lo condicionado. De ella derivan las otras dos marcas de la existencia: el padecimiento y la insustancialidad. La impermanencia es el fundamento de la vida, sin ella no habría existencia, también es el prerrequisito para alcanzar la Iluminación.

Anâtman: «sin Sí-mismo». No-sustancialidad, una de las tres marcas de todo ente, firma que en ningún ente o ser individual existe un Sí-mismo, en el sentido de sustancia unitaria, independiente, imperecedera y eterna. En el budismo los métodos para alcanzar la Iluminación se basan en eliminar la creencia en un yo, ya que esta es la causa principal de los padecimientos.

Árhat: «sin más que aprender», santo, aquel que ha alcanzado el grado más alto. El árhat alcanza el Nibbâna, inmediatamente después de esta vida. Se esfuerza por alcanzar su propia liberación, no la de todos los seres. Es un ser humano si impurezas y sin deseos.

Āśravas: «secreción, efluvio, tóxico, corrupción; ponzoña». Tres ponzoñas constituyen la raíz de todos los padecimientos, y la causa de que el ser humano esté aprisionado en el ciclo de los padecimientos: la ponzoña del deseo, la del devenir y la de la ignorancia. Eliminarlas es alcanzar la santidad.

Asura: «titanes», uno de los seis modos de existencia, que a veces es un modo bueno y otras malo. En el sentido bueno designa a dioses inferiores, que habitan en las laderas o en la cumbre de la montaña cósmica Sumeru. Con sentido malo, son los enemigos de los dioses. No obstante todos pertenecen al reino del deseo sensual.

Âtman: «uno mismo, Sí-mismo». En la mentalidad hindú es el verdadero e inmortal Sí-mismo del ser humano, lo que en Occidente se designa como alma. El budismo niega la existencia del Âtman.

Bahava-cakra: «rueda del devenir, o de la existencia», representación de los seis sectores de existencia cósmica. Común a todos ellos es la experiencia del sufrimiento y la muerte, la cual es simbolizada por el dios Yama, que es quien sostiene la rueda. Los seis dominios de la existencia se conciben como formas concretas de ser, en que nace un ser viviente como consecuencia de su kamma.

Bodhi: Iluminación, Despertar. Alcanzar la Iluminación, se tiene una perfecta comprensión de todo tal cual es. Designa originariamente la realización de los cuatro grados de la vía supracósmica, se realiza mediante el cumplimiento de las cuatro nobles verdades.

Bodhisattva: «Esencia de Iluminación». Un ser que por el ejercicio de las virtudes perfectas aspira a la buddheidad, pero renuncia a entrar en el completo Nibbâna hasta que todos estén liberados. Sus cualidades son la compasión, apoyada en la sabiduría y el conocimiento supremo. Un bodhisattva presta ayuda y está dispuesto a tomar sobre sí el sufrimiento de todos los seres y a transferir a otros seres su mérito kámmico.

Buddha: Ser humano que ha alcanzado la realización de la Iluminación perfecta que conduce a la emancipación del ciclo de las existencias y con ello la liberación perfecta. Un Buddha ha superado toda apetencia; aunque también él tiene sensaciones agradables y desagradables, no es dominado por ellas y permanece inafectado en su interioridad. Después de su muerte corporal ya no renace. El Buddha Gautama, es el Buddha histórico, que se queda en el mundo para exponer el Dhamma, no es el primero en alcanzar la Iluminación pero es el que corresponde a nuestro ciclo de humanidad. Ya que hay los Buddha legendarios, y los Buddha trascendentes.

Brahman: En el hinduismo es el eterno e inmutable Absoluto; la suprema y no-dual Realidad del Vedânta. Como Conciencia absoluta, es inaccesible al pensamiento conceptual. Es un estado de trascendencia pura, inaccesible al pensamiento y el lenguaje.

Brahamín: En el hinduismo constituyen las más alta de las cuatro castas. En la época védica arcaica no eran sino los sacerdotes que cantaban los himnos del Rig-veda revelados por los ṛiṣi.

Dâkinī: Demonios femeninos en compañía de los dioses.

Deva: Entidad celeste, dios. Los que ocupan un grado de existencia favorable, los que habitan en la esfera del cielo, están sujetos al ciclo de la muerte y el renacimiento. Les corresponde una larga y dichosa vida, debido a las buenas acciones pasadas, pero esa misma felicidad es la que les imposibilita alcanzar la Iluminación, ya que son incapaces de reconocer la verdad del sufrimiento.

Dhamma: Su significado en un sentido restringido es “ley” y también “verdad”, “deber”. En el sentido budista es la norma o ley cósmica, el “Gran Orden” que sostiene el mundo, y que se manifiesta en la ley de los renacimientos regidos por el kamma. La doctrina del Buddha que ha reconocido esa ley, el Dhamma existía ya antes del Buddha histórico. Es las normas éticas de conducta, manifestación de la realidad como fenómeno, contenido mental (modo en el que se reflejan las cosas en la mente humana), designación de los factores de existencia.

Kamma: La ley universal de causa y efecto, las acciones que causan una retribución futura, buena o mala. Lo que genera el Kamma es la voluntad o estado mental, no hace falta que la acción se lleve a efecto. La intención es lo que cuenta. Lo que se ha de buscar es no generar Kamma, actuar sin apego, pues el Kamma positivo también ata a la rueda de los renacimientos. El kamma no es determinista, ya que las acciones o intenciones de las personas son las que determinan los efectos o consecuencias. El Kamma es la situación no el efecto.

Mahayana: «Gran Vehículo», aparece en el siglo I a.C., se propone la liberación de todas las criaturas. Tiene sus raíces en la doctrina fundamental del Buddha histórico, el fin que el Mahayana busca en la Iluminación es la para producir el bien en todas las criaturas. No limita la posibilidad de alcanzar la Iluminación a los monjes, con ayuda de un Buddha o un Bodhisattva cualquier persona puede alcanzarla. La Buddheidad es inherente a todo ser.

Mara: «Matador, Destructor». Personificación de la muerte, simboliza las pasiones que dominan al ser humano y todo lo que se opone a la senda de la Iluminación en general.

Paramita: «La ida al otro lado a la otra ribera». La trascendencia, cruzar de la orilla del nacimiento a la orilla del Nirvana. En plural se refiere a las seis perfecciones o medios para hacerlo: 1. Generosidad 2. Moralidad 3. Paciencia 4. Fortaleza 5. Contemplación 6. Sabiduría.

Preta: «el que se ha ido, difunto». Entidades a las que se denomina generalmente como «espíritus famélicos», es uno de los tres modos de existencia negativos. Seres cuyo kamma es demasiado malo para renacer entre los ásura, pero no tanto como para renacer en el infierno. La avidez, la envidia y los celos generan un kamma que lleva a reencarnarse en el estado de preta. Padecen el tormento del hambre.

Samsara: El ciclo de las existencias, secuencia de renacimientos que cumple un ser dentro de los diversos modos de existencia, mientras no alcanza la Iluminación. Se está en el Samsara mientras se esté condicionado por las raíces del dolor: aversión, sed e ignorancia. Designa la totalidad del mundo fenoménico y se considera idéntico al Nibbâna. Esto se debe a que todo es representación mental, ambos no son sino meras denominaciones sin sustancia real. Por ello atendiendo a la verdadera realidad del universo, Samsara y Nibbâna son indiferentes.

Sangha: La Comunidad búdica, en sentido estricto la orden de los monjes y monjas, junto con los novicios. En sentido amplio, la Comunidad incluye a los adherentes laicos.

Śraddhā: «fe». Actitud de confianza y entrega al Buddha y a la Doctrina por él anunciada. Constituye el fundamento de las dos primeras etapas del Óctuple Noble Sendero. Es la virtud desde la que se desarrollan todas las demás, abriendo la senda de la salvación a aquellos que no siguen la vía de la meditación y la ascesis. Consiste en la convicción que se desarrolla en el discípulo por propia y directa experiencia en la práctica de la doctrina. La fe ciega en el Buddha o en un maestro es contraria a la índole del budismo, y el propio Buddha advierte contra ella a sus seguidores.

Tathâgata: «el así llegado, perfecto» Uno de los diez epítetos del Buddha, designa a aquel que por el camino de la verdad a alcanzado la Iluminación suprema. Es el mediador entre la realidad y el mundo fenoménico


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